CÁLLAME CON UN BESO

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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Mirarte a los ojos es un riesgo que tengo que asumir.

El frío se apoderaba de mi, la cabeza me daba vueltas, ¿ por que todo esto?, ¿no te estas comiendo la cabeza por nada? nada. La sonrisa se borro, las ganas de gritar, reír , correr y amar se perdieron, se esfumaron o se disolvieron frente a ese café, ese que tenia enfrente y que no paraba de remover y remover hasta que la espuma se disolviese. Pegue un sorbo, el sabor era fuerte, muy fuerte ese día prefería no ponerle azúcar, aun que todo lo que transcurría a mi alrededor era empalagoso y repulsivo. Me fijaba en la gente que entraba y salia de la cafetería, solos,acompañados, amigos, parejas, concretamente me fije en una cara, pensé que con ella podría evadir mis pensamientos y mis problemas. Me parecía conocida, pero no conseguía reconocerla pese a mi esfuerzo. Me centre en sus ojos, eran diferentes transmitían ternura, propios de una persona apasionada y delicada, pero sus fracciones eran duras, de un hombre persuasivo se reflejaban en ellas. Esta pidiendo un café largo, mientras pagaba no hizo ningún gesto de simpatía ni cuando le dio las gracias la cajera. Con paso firme se dirigió hacia la puerta. Yo no podía apartar la mirada de él, ¿quien era? ¿lo conocía de algo? ¿si o no? no se... La puerta se cerro a sus espaldas y  me volví a centrar en mi café, sin apenas espuma y frío. Lo termine de mala gana y salí, no sabía donde ir, era navidad y el centro estaba repleto de gente, pero yo, no tenia ninguna meta, lo había perdido todo a mis espaldas no podía retroceder ni avanzar, estaba sola. El miguelete se perdía de vista, a gente parecía que iba disminuyendo y con ella la densidad en el ambiente. Sin saber muy bien porque ni como llegue me encontraba en La Flama, un bar del barrio del carmen, lo frecuente muchas veces, pero de eso hacia ya unos años. Pedí una cerveza, sin limón. En la barra había bastante gente así que decidí sentarme en una mesa, me distraje mirando los próximos conciertos, pero espera, no puede ser, el mismo chico que en la cafetería, que coincidencia o no. Él estaba en la barra tomándose un whisky, se levanto del taburete, saco de su bolsillo derecho del pantalón un paquete de marlboro y un mechero. Seguidamente puso el cigarrillo en sus labios e inhalo a la vez que se acercaba el mechero. Me fije en su boca, esos labios, si esos labios los conozco esas manos y ese pelo, todo, es él. Sí, después de 6 años se vuelve a cruzar en mi vida. ¿Sera algo del destino?

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