CÁLLAME CON UN BESO

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lunes, 23 de enero de 2012

Como el ajedrez.

 Tumbados en la cama, la ternura de tus dedos se deslizaba por mi espalda, suavemente recorrías la linea de mi columna, produciéndome un intenso hormigueo, tus caricias no cesaban, bailaban por todo mi cuerpo, dibujandome una sutil sonrisa. Le seguían los cálidos besos en la nuca, que con mimo susurraban un te quiero y el jugueteo con mi melena, en la que te perdías. 


                         Cada fin de semana el despertar era el mismo, tú, yo, pero en realidad uno solo. 

miércoles, 18 de enero de 2012

Un león sin dientes.

 La sensación de frío te invadía, comenzaba en tus pies, que asomaban fuera de la cama, recorría tu cuerpo, calando hasta los huesos y terminando su trayecto en tu cabeza, esa que estaba ocupada en soñar. Tus sueños aterrados por esos escalofríos, dejaron de crear maravillas que después olvidarías. Con esfuerzo abriste los ojos. La oscuridad se apoderaba de la habitación, no permitía ver la ausencia o presencia de nada ni nadie. Estiraste el brazo con la intención de coger el reloj de la mesita de noche y comprobar la hora, sin saber muy bien porque, no lo encontrabas, no había mesita, ni reloj. Te levantaste alterado buscando el interruptor de la luz; pero por mucho que palparas la pared no estaba, tampoco había interruptor. ¿Aun seguía soñando?, no, imposible percibías el doloroso frío de esa habitación y el olor a humedad que la envolvía, algo fallaba.
 Empezaste a examinar la habitación, palpando, a ciegas, como podías. Con miedo avanzabas solo, sin nadie a tu lado, sin entender como habías podido llegar hasta allí cuando, te acostaste esa misma noche en tu habitación, lo recordabas perfectamente, diez de la noche cena; concretamente tortilla a la francesa, que detestabas, once y media leíste ese libro que le con sigilo te hacia prisionero, doce y media te acostaste; mañana tenias que ir a clase y a primera hora tenias deporte. Lo recuerdas todo.
 Seguías poco apoco, avanzando por esa cuadrada habitación, que no poseía ventanas, cuadros, muebles, ningún objeto excepto aquella cama, situada en la esquina izquierda. La puerta, buscas la puerta, por algún sitio debiste entrar, ¿Dónde está?, no hay. No puede ser, esto es una pesadilla, encerrado solo, bajo la latente oscuridad y el hiriente frío. El nerviosismo se apoderaba de ti, las palabras de socorro, ayuda, auxilio, perdieron su significado de tanto gritarlas, era inútil, nadie las escuchaba, no había nadie, la soledad te irrumpía, te destruía. Sentado en la cama, dolorido de tanto esfuerzo, te derrumbaste. 
 Abatido te despertaste, una potente luz te cegaba, procedía del techo. Bocanadas de aire puro entraban. Y olores nuevos distinguías, todo procedía del techo, mientras tú, tumbado en la cama observabas atónito como del techo emanaba otro mundo, un mundo al margen de esa caja de zapatos, en la que vivías, sin saber porque, pero que te protegía de todo aquello que tanto te atormentaba de aquel mundo. Allí, en esa caja la soberbia y la arrogancia, el odio y el rencor, la tristeza y la melancolía, no existían, no daban lugar al desconsuelo, a la ética moral de la libertad o al afán de superación. Todo lo que había allí, en esa caja se reducía a ti  y a tus pensamientos, la soledad, un desierto sin arena, un océano sin agua, un león sin dientes. La nada. Esa caja y tú.

                                                    Nadie puede amar sus cadenas, aunque sean de oro puro.( I. Heywood)

lunes, 9 de enero de 2012

Como si fuese de cera

Miles de palabras irrumpen en mi cabeza, se chocan, se golpean, pelean por salir. Mis labios quieren emitir esa frase, la intentan susurrar, una y otra vez, pero no hay forma. Mis manos tiemblan, mi corazón late a un ritmo incontrolado y mis ojos piden a gritos ayuda, ayuda para poder salir de aquí, de este viaje sin retorno, de esta casa sin puerta, de esta olla apunto de explotar.
 Enfrente cristalinos, aturdidos, confusos yacen tus ojos, perdidos, agobiados tampoco encuentran la salida. Piensas y maldices en que momento me diste la mano para hacer este viaje. La única diferencia que posees tú es que sabes con certeza que esa habitación esta tapiada, dejándonos solos, sin escapatoria, sin rumbo. Perdidos.

sábado, 7 de enero de 2012

No te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes

Frase típica de desesperación, de inquietud, por perder algo, por no haber podido apreciar.
El despertar y no tenerlo es algo angustioso. ¿Pero y si no lo hubieras probado antes?. No pasaría nada de esto, ni pierdes, ni ganas, te quedas con la ignorancia, con el no saber que podría haber pasado, con nada.
Pero ya es un poco tarde para lamentarse, todos tenemos nuestra oportunidad y este barco a zarpado sin ti, sin mi, sin ninguno. Rumbo a la esperanza a la tranquilidad, al saber apreciar lo que tienes y no soltarlo nunca.
El sufrimiento,una vez encarado sin temor, era su pasaporte hacia la libertad.(Paulo Coelho)

martes, 3 de enero de 2012

¡ Sorpresa !

Diciembre del 2006 


Borja paso a recogerme de casa de Norma, me habia venido bien hablar con ella, le explique todo, como me lo dijo, los papeles, su comportamiento. Todo. Faltaban 48 horas para que Borja se fuera de España, para que se alejara de mi, de todo él. Ahora si que era inevitable pensar en Berlín.
 Calle pintor sorrolla giro hacia la izquierda y Colón. Le habia propuesto ir de compras, ya que apenas tenia ropa verdaderamente abrigada para ir a Alemania. A Borja no le entusiasmaba mucho eso de ir de compras y mucho menos por esas fechas, pero lo único que le importaba era pasar sus últimas horas a mi lado. Entramos en Tommy Hilfiger, el bullicio de gente apenas dejaba ver las prendas expuestas. El agobio era máximo y las ganas decaían, pese a todo compramos una parka de estilo militar y unas botas timberland. Seguimos paseando por la calle Colón hasta llegar a a la calle Xátiva. Paramos en el Mc Donalds de enfrente de la estación del  Norte .
-¿Qué quieres tomar tú, cariño?
-Un cappuccino y un muffin, aun que el café de aquí, bueno da igual, eso.
-Vale, yo me pediré lo mismo.
-Voy arriba así cojo mesa, o ¿prefieres que nos lo tomemos por la calle?
-Ami me da igual, tú elijes- comento indeciso-
-Pues pídelo para llevar y damos un vuelta por el centro.
Con el café en la mano, la conversación era más fluida y las ganas de llorar se perdían. La plaza del ayuntamiento parecía una cuidad externa, todo estaba iluminado, miles de luces en medio de la plaza envolvían el árbol. Nos hicimos unas fotos junto al árbol, había como unas 10 parejas haciéndoselas al unísono y nosotros formábamos una más.
 Ya en casa los minutos se me hacían eternos, faltaban unos 10 minutos para poner en marcha el plan. Eran aun las nueve, a las nueve y 10, Borja tenia que ir en el baño si o si y las nueve y 12 tenían que entrar todos nuestros amigos sigilosamente. Estaba todo planeado tal y como había quedado con Norma, hasta el  mínimo detalle estaba apuntado. 
Nueve y 10, SMS; "Ya estamos todos abajo, responde cuando podamos subir". 
-Oye Cariño, ¿has visto la  plancha de pelo que me ha regalado Norma por navidad? 
-Pues no, no me habías comentado nada, ¿Cómo es?
-Ven, que te la enseño, está en el baño, es blanca, preciosa.- dije entre risas- ven, ven.
-Yaaaaa voy...
Ya en el baño.
-Si, no esta nada mal y esto ¿Cómo va exactamente?
-Pues mira, ves enchufandola y a hora te lo explico.
Bien pista libre, SMS; "Correr, no estara retenido por mucho tiempo"


lunes, 2 de enero de 2012

Días rojos

Diciembre del 2006 


"Los días rojos son terribles y en esos momentos lo único que me viene bien es ir a Tiffany's, porque nada malo me puede ocurrir allí."
Estaba asomada en el balcón, la noche caía ante mis ojos. Ese marlboro, se fundía en mis labios, era un inquilino, un visitante que terminaría muriendo. El humo del cigarro se confundía con el vaho y las luces con estrellas perdidas que nadie alcanzaba a ver. Esa  frase, sonaba una y otra vez en mi cabeza. Anoche vimos desayuno con diamantes mientras cenábamos comida asiatica que trajo Borja. A su lado perdía la noción del tiempo y aumentaban mis ganas de vivir, era como el éxtasis, todo él era mi droga. A la que era adicta y contra la que no existía medicación ni remedio alguno. 
Entre otra vez en la habitación, su cuerpo se confundía con las sabanas, estaba en un profundo sueño. Me metí en la cama como pude, sin despertarlo, sin robarle ese sueño, ese del que el único dueño era él. Los minutos pasaban lentos, no podía conciliar el sueño, vuelta hacia la derechas 3 minutos, vuelta hacia las izquierda, boca arriba, boca abajo. No había forma de dormir, de relajarme y descansar, eran las 6 de la mañana, aun era pronto para levantarme, pero ya no podía más. 
8 de la mañana, pronto, muy pronto para salir, pero me daba igual. Cogí el bolso y salí de casa. Mientras Borja seguía en su sueño. 
El sonido del timbre sonó.
-Si?
-Hola, Norma soy yo, te pillo en mal momento?- Musite sin ganas.
-No, tranquila entra.
La casa de Norma era diferente, poco convencional, paredes forradas de revistas de rock, el techo con discos de vinilo y el suelo de parquet. Tenia escasos muebles, los necesarios. Sin duda lo que más destacaba de toda su casa era la cocina, era roja, preciosa, siempre había soñado con tener esa cocina. 
Nos sentamos donde siempre, en la bancada roja de la cocina. Norma había servido un par de copas de vino blanco, era aun demasiado pronto para tomársela teniendo en cuenta que ni había desayunado, pero, estaba en casa de Norma, allí nada era normal.
-Sabes que no soy tonta, no me has llamado prácticamente esta semana y esa cara, esa cara no es normal. ¿Qué me tienes que contar?
-¿Estas bien?
-No, Norma- estalle en lágrimas- Borja me deja, se va a Berlín.
Al escuchar esa bomba, Norma bajo de un salto de la encimera y se acerco a mi, no entendía muy bien porque todo eso de Berlín, pero no le importaba demasiado. Lo único que le importaba era que yo estuviera bien.