Del más al menos.

Tu mano se desliza, indaga indecisa, aturdida, nerviosa. Segundo cajón, gira hacia la derecha, palpa, debajo de todos aquellos recortes; ¡Ahí está!. Sabias que aun seguían ahí, ¿que habrán, uno, dos quizás tres?, pero que coño, solo necesitas uno, para perderte, para volar, para recordar y olvidar.

Querías más, querías más que todo, algo así como infinito. ¿Que lo conseguiste? mmm déjame recordar, no, o ¿si?, no lo sé, pues todo es todo y nada, más que infinito pero menos que para siempre, así que teóricamente si no es para siempre y en cierta parte todo es nada, ¿Lo has conseguido?, sí, la respuesta es sí, conseguiste todo y nada y lo perdiste. 

En tus labios reposa la culpabilidad, de la que el único testigo es la luna, te mira, te observa, la observas, una tenue cortina de humo la cubre.